La Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) conmemoró ayer en La Habana los catorce años de formación de un bloque nacido de la mente de los fallecidos Hugo Chávez y Fidel Castro, cuando apostaban por convertir a Latinoamérica en una “patria grande antiimperialista y antineoliberal”.
Pese a las caras sonrientes del nuevo hombre fuerte de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y de sus invitados, el venezolano Nicolás Maduro, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega, el único motivo que tienen para festejar es que siguen aferrados al poder, por medio de la represión y la fuerza bruta contra la población, como en los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, o como hizo Evo Morales, sencillamente negando el resultado del referéndum que él mismo convocó sobre su permanencia y cuyo resultado fue un rotundo “no” de los bolivianos.
Esta deriva autoritaria fue la que precipitó en agosto la salida de Ecuador del bloque bolivariano, como ordenó el nuevo presidente, Lenín Moreno, en respuesta a la crisis humanitaria que empujó a cientos de miles de venezolanos a encontrar refugio en su país y los del entorno.
Por el contrario, los fieles al bloque insisten en que los responsables de la grave situación por la que atraviesan sus respectivos ciudadanos no son ellos, sino la “derecha golpista” que pide ayuda al “imperio” para derrocarlos.
“USEN EL PETRO”. Arrinconados por la desastrosa gestión económica y asustado por la cadena de victorias de la derecha en naciones antes aliadas, como Argentina y Brasil, Maduro cree que la “independencia frente a los embates neocolonialistas e imperialistas” pasa por la integración económica. Por ello, propuso que el bloque adopte la criptomoneda Petro —creada para sortear las sanciones de Estados Unidos y respaldada por el petróleo venezolano— “como centro de sus esfuerzos monetarios para la integración económica”.
REPRESIÓN EN NICARAGUA. Mientras los líderes bolivarianos hablaban de paz en Cuba, la policía nicaragüense asaltó la noche del jueves la redacción del periódico digital de investigación Confidencial, dirigida por el periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de la expresidenta Violeta Chamorro y una de las voces más respetadas del periodismo centroamericano.
La policía del régimen destrozó las puertas de acceso a la redacción y decomisaron computadoras y otros equipos de los periodistas. También hubo allanamientos similares en organizaciones de la sociedad civil que denuncian la represión que está sufriendo la población.
“Denuncio al dictador Daniel Ortega, jefe supremo de la Policía Nacional, como responsable del asalto policial contra las oficinas de Confidencial. Saquearon nuestra redacción. Un ataque brutal contra la libertad de prensa y libertad de empresa”, escribió ayer Chamorro.
En la redacción, que quedó destrozada, se producen además el programa de entrevistas Esta Noche y el de reportajes Esta Semana, el de mayor audiencia del país centroamericano, que se retransmite los domingos y marca el pulso de la opinión pública en Nicaragua.
Source: LDH